A Sangre y Fuego (Ognem i Mieczem)

Domingo 30, Agosto 2025

Amores ansiosos de florecer sufriendo en su lugar el insoportable peso del momento histórico es el tema tanto de la novela de Sienkiewicz que le dotó de fama internacional (Quo Vadis) como la de la favorita de su polonia natal, A Sangre y Fuego.

Sin embargo, a diferencia de Quo Vadis, la historia de amor, a pesar de su importancia, no es tan omnipresente. No diría que se ve relegada por la guerra, pero tampoco es tan central en la acción: el deber es otro tema principal de la obra; Skshetuski constantemente debe renegar de la búsqueda de su amada para cumplir su deber en la guerra contra los cosacos.

Así como en la guerra combaten los polacos con los cosacos y los tártaros, Skshetuski se enemista con un poderoso cosaco al enamorarse de Helena: Bogun, quién a la postre la secuestraría y la mantendría oculta de Skshetuski por gran parte de la novela.

La estepa póntica en general y Ucrania en particular es una de las zonas del mundo que más sangre ha visto verter en sus campos: la guerra con Rusia que la azota actualmente, la invasión nazi y la guerra de sus ultranacionalistas con los soviéticos y los polacos, sus conflictos fronterizos con Polonia durante su breve independencia, la guerra civil rusa… y siglos antes, la revuelta de Bohdan Hmelnitski, una guerra tan brutal que marcó el principio del fin del reino de Polonia y el ducado de Lituania y que en las páginas de la historiografía judía pasó a ser una de las grandes debacles de su pueblo. Es en esta guerra a la que nos transporta la novela.

La violencia de la época se muestra sin tapujos. La escena más impactante es aquella en la que, apenas empezando la guerra, el príncipe Yeremi, némesis de Bohdan tanto en la novela como en la historia, empala a un embajador suyo y clava las cabezas de sus acompañantes en estacas. Un soldado polaco es incapaz de presenciar tal suplicio y mata al embajador por piedad, a pesar de las posibles consecuencias. Yeremi ignora el suceso en el momento, pero más tarde pide a este soldado presentarse ante él. Le dice que no tomará acciones correctivas, y que a partir de ahora trabajará bajo su mando directo, pero le advierte que al cruzar el Dniéper y ver la obra de los cosacos en el país, perderá cualquier atisbo de piedad que les pueda tener.

Pero al final esta violencia extrema no es realmente el punto focal de la novela: la exploración de los ciclos de violencia nacidos en la guerra se limita en la mención de las batallas donde x bando fue victorioso mientras se narra una donde está perdiendo, o la ejecución masiva de cosacos por sus acciones contra los nobles de Polonia. De hecho, ocurre una especie de intermezzo, dónde se comienzan negociaciones. Skshetuski aprovecha este momento para buscar sin suerte a su amada.

Al final el amor debe triunfar, y no lo hace solo. El horror de la guerra tiene como contrapeso a los amigos de Skshetuski: Zagloba, un caballero que habla y se expresa como un rufián pero que nunca desperdicia la oportunidad de ser un héroe, Longinus Podbipienta, un gigante caballero lituano con un corazón de oro y Pan Michael Volodiovski, un honorable guerrero polaco. Son este grupo de amigos los responsables de que Skshetuski tenga un final feliz. A pesar de estar siempre bajo la sombra de una guerra horrible, al final el amor y la amistad encuentran su hueco, un mensaje que aunque suene meloso se entrega con eficacia, es difícil no agarrarle cariño a este grupo de personajes leyendo sus aventuras. Esta nota esperanzadora tiene más impacto conociendo el contexto histórico en el que Sienkiewicz escribió la novela: en las postrimerías de una revuelta fallida contra Rusia, mientras Polonia era dividida, derrotada, entre imperios.

El mensaje esperanzador a su vez no se ve contradicho por la falta de matices. La historia es compleja, y Sienkiewicz lo reconoce. A pesar de ser los responsables de horrores indescriptibles y los iniciadores de una guerra que convertiría a Ucrania en un desierto vacío de vida, su actuar y sus motivaciones son claramente la injusticia de la que son sujetos por parte de los nobles polacos. De éstos últimos, Yeremi no duda en pagarles con la misma moneda; masacrando cosacos y campesinos por igual.

Hmelnitski por su parte no condona realmente los ríos de sangre con los que sus fuerzas y aliados han regado Ucrania. A pesar de tener un temperamento y de disfrutar un poquito más de la cuenta el alcohol, como cualquier hombre de su época, es honorable. Le devuelve el favor a Skshetuski por haberle salvado la vida, y al reencontrarse con él durante las negociaciones le jura su amistad, pues al inicio de la novela Skshetuski humilló a un enemigo suyo.

Parece, también, un hombre incapaz de reconocer que la situación tal vez se le ha salido de las manos. Constantemente debe postrarse ante los tártaros, otrora enemigos de los cosacos. No puede detener su saqueo y su captura de esclavos y también le es imposible controlar las acciones de bandas más pequeñas de cosacos y campesinos, que deciden continuar las hostilidades en una escala menor durante las negociaciones. En el epílogo, su fracaso es tal que los tártaros deciden secuestrarlo, condenando a su ejército a la perdición.

Concluyendo…

Al final, A Sangre y Fuego reconoce que la gloria no se consigue en violencia: Skshetuski es reconocido como un héroe al mostrar valentía escapando del sitio de Zbarazh, con el objetivo de avisar al rey y pedir refuerzos, no porque mató a tal o cuál número de personas.

Porque la guerra es eso: desolación, un país roto, un pueblo que se hunde. No hay gloria en matar. Al perder y morir, pierdes todo. Al triunfar, debes mirar para atrás y encarar tu obra de muerte y sangre, el único legado que dejas a tu tierra.

When at last darkness covered the earth, the victors themselves were terrified at their work. No “Te Deum” was sung, and not tears of joy, but of regret and sorrow, flowed from the eyes of the king.

Aviso

Este libro se encuentra en el dominio público: puedes descargar una versión de muy alta calidad en inglés, cortesía de Standard Ebooks, aquí.